INTRODUCCIÓN
Los primeros mamíferos ("Mammalia" seres que se alimentan amamantándose) eran
diminutos. Hace unos 200 millones de años habitaron la tierra unos animales muy parecidos a la zarigüeya. En plena era de
los dinosaurios estos pequeños organismos tenían escasas oportunidades de proliferar. La pelea quedaba rápidamente resuelta
a favor de los reptiles y los mamíferos servían de alimento a los dueños de la tierra.
Los primates (el hombre pertenece a este orden de mamíferos) más antiguos que
se conocen (“Eosimios”) vivieron en China hace 30 millones de años.
Estos organismos, del tamaño de un pulgar, pesaban alrededor de diez gramos; con
ese tamaño es fácil alimentarse de pequeñas flores y de frutos.
Pero entre los primates actuales existen muy diferentes tipos de alimentación.
Los Lémures de Madagascar viven de muy diversos alimentos; los grandes colmillos
de un mandril indican que es un carnívoro; los Orangutanes de Indonesia comen brotes de Bambú, los Titíes de América del Sur
y los monos araña, al igual que los Tarseros de Asia solo comen frutas, mientras que, en un Chimpancé, la presencia de molares
anuncia una alimentación mixta, que abarca una abundante variedad de frutos, hojas tiernas y pequeños animales como los ratones,
las serpientes, los huevos y crías de aves y reptiles y otros pequeños primates; la hembra Chimpancé cuando está preñada come
una dieta casi exclusivamente carnívora.
Los antepasados homínidos mas remotos (Australopithecus)
que datan de hace 5 millones de años, eran relativamente pequeños y herbívoros, insectívoros, frugívoros, y oportunistas carroñeros,
siendo a su vez “presas” de múltiples “cazadores”.
Cuando la evolución llegó finalmente a transformarnos en Homo Sapiens Sapiens,
hace apenas 40.000 años, ya éramos los mayores cazadores del planeta.
De modo que hemos pasado por comer prácticamente todas las fuentes de nutrientes,
y sin duda algo de ese proceso evolutivo ha permanecido, pues de hecho el hombre moderno puede comer casi de todo.
Los seres humanos se distinguen anatómica y fisiológicamente del resto de los
animales por la gran variedad de alimentos que pueden incluir en su dieta.
Su dentadura cuenta con los incisivos cortantes, como los roedores, los molares
y premolares que trituran los alimentos, como los herbívoros, y los caninos puntiagudos de los carnívoros.
El sistema digestivo humano comprende un gran estómago con poderosos jugos gástricos
para desmenuzar las proteínas, un páncreas que produce enzimas para metabolizar los hidratos de carbono y las proteínas, un
hígado que emulsiona las grasas, y un intestino relativamente largo, capaz de absorber gran diversidad de alimentos.
Ningún otro mamífero, con la excepción de las ratas (que viven en el medio humano),
dispone de una aptitud tan grande para adaptarse a tan variables condiciones y, en consecuencia, desarrollar un abanico de
comportamientos alimentarios tan diversos.
Esto es lo que tiene que tener en claro antes de proseguir “Ud. puede comer de todo”, y es obvio que eso hace la humanidad, pues come desde insectos a cereales, desde animales a frutas, desde
hortalizas hasta minerales.
También es importante conocer que somos mucho más parecidos a los primeros HSS que a nuestros ancestros primates.
La brecha entre los más evolucionados primates y el primer homínido (Australopithecus), universalmente conocida como “el eslabón perdido”, implica una diferencia más de
10 veces mayor a la que existe entre un Australopithecus y un hombre moderno.
El hombre moderno (Homo Sapiens Sapiens),
tiene apenas 40.000 años, y durante ese lapso, su Genoma (mapa genético), se ha alterado en mucho menos de un 0,1% (para dar
una idea, la diferencia de nuestro genoma con el del Chimpancé es apenas del 1,6%).
ANTROPOLOGÍA
DE LA ALIMENTACIÓN
Esta prácticamente inalterada genética, implica que nuestra alimentación no debería
ser muy diferente a la del hombre paleolítico.
Para explicarlo de otra forma haremos esta analogía:
Cuando Ud. compra un automóvil, puede utilizar cualquiera de los combustibles
y aditivos del mercado, pero el fabricante le recomienda algunos como “ideales”, con los que su vehículo obtendrá
el máximo rendimiento y durabilidad, y que han sido determinados en el diseño original.
Bien, Ud. puede “consumir cualquier combustible”, pero su calidad de vida y longevidad
dependerán de cuánto se acerque a “los combustibles recomendados por el fabricante”.
El Conejo come zanahorias, el Cuervo maíz, para saber cuáles son “sus combustibles
más específicos”, es que es necesario el conocimiento de la Antropología de la Alimentación.
Haremos un breve repaso de la Evolución humana del Australopithecus al Homo Sapiens Sapiens:
Del Australopithecus al Homo Habilis:
Entre el homínido más antiguo descubierto (el famoso Australopithecus “Lucy”), que data de unos 3 a 3,5 millones
de años, y el relativamente efímero Homo Habilis,
1º del género “Homo”, cuya aparición se estima entre los 2,5
y 2 millones de años, es donde se produce el cambio quizá más trascendental en la alimentación, pues mientras
todo indica que el Australopithecus era casi exclusivamente herbívoro, se tienen
pruebas irrefutables (por los coprolitos hallados) de que el Homo Habilis ya era
omnívoro.
Nota: En el año 2000 se han encontrado en África, unos pocos restos fósiles de un homínido
que datan de 6 millones de años.
Aún no se ha podido determinar si ya era bípedo, aunque hay algunos indicios que así lo
indicarían.
Este descubrimiento podría una vez más alterar las fechas y concepciones evolutivas,
en permanente revisión, y que han sufrido numerosas transformaciones en el siglo pasado, a medida que se fueron encontrando
nuevos fósiles.
De todas maneras, esto no altera prácticamente en nada el desarrollo del contenido
de este capítulo, por lo cual no lo consideraremos para no generar confusiones, y además porque aún no se han obtenido resultados
científicos concluyentes de esta investigación.
Homo Erectus:
Luego entre 1,5 y 1 millón de años atrás, aparece el Homo
Erectus, nuestro antecesor del género Homo
que más perdura, pues llega hasta los 100.000 años AC.
El Homo Erectus, no poseía vivienda
fija y vivía como nómada cazador y recolector en las estepas y en la selva, pero ya tenía utensilios de piedra, que aunque muy toscos le servían para desenterrar
raíces, cazar y descuartizar a sus presas.
El Homo Erectus estaba realizando la última etapa de la histórica
transición entre presa y máximo cazador.
Aún eran cazados por grandes mamíferos y comiendo lo que no implicara aventurarse
demasiado lejos del asentamiento relativamente resguardado, siendo también todavía en parte “carroñeros” ladrones
de las sobras de los grandes cazadores.
El Homo Erectus fue el primer homínido que en parte emigró de África,
y esto hace apenas 2.000 generaciones atrás.
Esta migración es una de las tantas cosas aún en continua revisión:
Hasta hace una década la mayoría sostenía que se había iniciado hace unos 100.000 años, sin embargo hace 5 años en la Sierra de la Gran Dolina, Atapuerca
- España, se encontraron restos fósiles de 780.000 años de
antigüedad, de una población con características intermedias entre el Homo Erectus
y el Neandertal, pero que aparentemente se extingió, no encontrándose rastros
genéticos en el hombre moderno.
Vale aclarar que se han descubierto otros yacimientos fósiles similares en el
Medio Oriente, lo que actualmente hace pensar que nuestros antepasados fracasaron en varios intentos de emigrar de África,
antes de finalmente conseguirlo.
La diferenciación evolutiva mas reciente conocida del Homo Erectus, se origina entre 500 y 400 mil años, siendo conocida como el Hombre
de Pekín.
Además ya antes se habían encontrado fósiles del género Homo en Australia con
una datación de 45.000 años, y cabe recordar que Australia
se dividió del resto de los continentes hace 100 millones de años,
y que hace 45.000 años ya habían 10.000 kilómetros de océano entre África y Australia, por lo que evidentemente debieron llegar por Asia, y así no obstante debieron cruzar 250 kilómetros de océano, lo cual es una tarea sugestivamente difícil de ser hecha por
el Homo Erectus.
Esta migración australiana, ha sido recientemente documentada por trazos genéticos,
pero sin embargo los primeros restos Asiáticos encontrados datan apenas de 35.000 años, en lo que hoy es India.
Una de las teorías actuales, sostiene que el Homo Erectus evolucionó a Homo Sapiens
de distintas maneras, según el lugar a donde los llevó su migración original desde África.
Estas contradictorias incógnitas se suceden a lo largo de toda la evolución Humana.
Son más notables a partir del Homo Erectus, simplemente porque los fósiles anteriores
encontrados son muy escasos, pero todo antropólogo sabe que "hay muchas piezas que aún no encajan”.
Primer Homo Sapiens:
Nuestro antepasado más antiguo considerado como del género Homo subgénero Sapiens, apareció en el período
interglaciar hace alrededor de 350 a 200 mil años, era el Homo Sapiens Steiheimensis, que vivía en el centro y norte
de Europa.
Además de picos, el Hombre de Steinheim fabricó cuchillos y varias herramientas
de piedra; también empleó para la cacería mazas y lanzas de madera endurecidas al fuego.
No se sabe si era ya capaz de obtener “el fuego”, aunque lo más probable
es que conociera su utilidad y su origen natural (por ej. el provocado por rayos o producido espontáneamente en el bosque),
e intentara mantenerlo encendido añadiendo materiales combustibles.
El Eslabón Perdido:
El primer homínido descubierto es la Australopithecus
Lucy, que data
de 3,5 millones de años,
no obstante ha logrado establecerse mediante Biología Molecular, siguiendo el rastro del ADN Mitocondrial, que se hereda directamente de la madre, que la primera hembra de la especie Australopithecus debe haber nacido hace alrededor de 5 millones de años.
Allí se establece el tradicionalmente denominado
Eslabón Perdido,
pues la diferencia entre cualquier Primate y un Australopithecus es realmente abismal.
Pero en la asombrosa y apasionante evolución humana existen varios “Eslabones
Perdidos”.
El humano ha evolucionado de una manera definitivamente
distinta al resto de las especies.
Teóricamente la evolución se realiza mediante mutaciones genéticas aleatorias,
pero no obstante pueden establecerse ciertos “criterios estadísticos generales”, mediante la comparación y randomización
de datos de la evolución del resto de las especies del planeta, y de esta manera surge claramente que ninguna especie ha producido “saltos genéticos” de tal magnitud y cantidad
en tan breve tiempo.
Obviando el tradicional Eslabón Perdido, el salto entre el Australopithecus y el Homo Erectus (Homo Habilis y eventualmente otros a descubrir de por medio), es tal vez el más “moderado” de los
conocidos, y sin embargo ninguna otra especie ha producido un cambio que represente ni siquiera el 10% de éste en el mismo
tiempo.
Y entre el Homo Erectus y el primer
Homo Sapiens (el Homo Sapiens Steiheimensis),
con todos las evoluciones intermedias en constate descubrimiento, se encuentra otro salto (eslabón perdido), notable.
Para dar una idea de lo poco que sabemos sobre la evolución humana, vale mencionar
que todos los restos fósiles descubiertos, anteriores
al Homo Sapiens, son tan pocos que caben cómodamente en una habitación.
El punto es que si consideramos que a los primeros Primates les llevó 25 millones de
años llegar a Australopithecus, y de 3,5 a 5 millones más llegar
a Homo Erectus, de éste al Homo Sapiens
deberían haber pasado muchos millones más, y no apenas 1 millón.
Pues los 28,5 a 30 millones de años hasta el Homo Erectus
resultan escasos para el impresionante “salto cuántico” que significa pasar de una capacidad
cerebral de 1.000 c.c. del Homo Erectus a los 1.500 c.c. del primer Homo Sapiens.
La inagotable controversia surge de que la teoría Darwiniana ¡es correcta! y está harto comprobada … pero para todas las
especies menos para el Homo Sapiens Sapiens.
Claramente esta disquisición sobre la evolución de la especie humana está lejos
de resolverse, y engloba teorías de la más diversa índole:
♦
Algunos aún siguen aferrándose a las teorías tradicionales Unigénica o Multigénica, netamente Darwinianas, que ni aún descubriéndose
todos los “eslabones perdidos” podrían sustentarse seriamente.
♦
Y también existen teorías de la más diversa índole, que pasan por las de restos de Civilizaciones Anteriores como la Atlante,
hasta incluso la Manipulación Genética por parte de Extraterrestres, que no tienen ningún sustento concreto, pero que en teoría
al menos, son más factibles que las Darwinianas.
Más apasionante aún se torna el tema de la evolución, si lo ponemos en el contexto planetario:
Se estima que la tierra tiene una antigüedad de 5 mil millones de años, sin embargo los primeros vestigios
de vida bacteriana datan de 3.700 millones de
años, las llamadas bacterias extremófilas,
pues vivían a una presión de 10 atmósferas y altas temperaturas (aún existentes en regiones con estas condiciones).
Se estima que la tierra comenzó a enfriarse hace unos 4.000 a 3.500 millones de años, pero no se sabe bien cuándo
obtuvo las condiciones óptimas para el desarrollo de otras formas de vida, pues por lo que sabemos, recién hace apenas 600 millones de años, comenzaron
a aparecer las primeras formas de vida compleja.
Pero recientes descubrimientos han demostrado que en esa época el planeta hace
rato que se había enfriado lo suficiente, de hecho recién estaba saliendo de la mayor glaciación, que se conoce como “el
planeta de hielo”, pues toda su superficie estaba congelada.
En teoría los elementos químicos imprescindibles (O2, H, C, y N) para la vida,
ya existían desde hace mucho antes.
El famoso experimento de Oparín, demostró
que mezclando los componentes esenciales (O2, H, C, y N), y sometiéndolos a descargas eléctricas, se podía lograr formar algunos
aminoácidos, (aunque no consiguió que éstos se organizaran como para ser considerados como una entidad biológica).
En resumen sabemos cómo se formaron los aminoácidos pero no tenemos idea cómo éstos se agruparon para dar origen a un ser vivo, ni cuáles son las condiciones atmosféricas básicas e imprescindibles para que estos compuestos den origen
a seres vivos complejos.
O sea que de acuerdo a lo que sabemos hasta ahora, la tierra estuvo un 90% de su existencia sin vida biológica compleja.
Hace 50
millones de años ya existían espléndidas especies de Dinosaurios, con la inteligencia promedio de la mayoría de los mamíferos
actuales, pero sin embargo tuvieron que pasar 55
millones de años más para que el planeta viera a una especie más inteligente que un Tiranosaurio
(el Australopithecus).
Y también es muy sugestivo que especies como las cucarachas, no hayan tenido prácticamente ningún cambio en más de 340 millones
de años.
Analizando porcentualmente, la aparición de la primera expresión de vida biológica
compleja ocurrió tras transcurrido el 99,00% de la existencia
planetaria, y el primer homínido nació transcurrido el 99,90%
de la existencia de la tierra.
A su vez del primer Australopithecus
a lo que hoy somos, existe un salto cuántico (en capacidad cerebral), infinitamente superior al que por ejemplo puede conjeturarse
entre un Tiranosaurio y un Chimpancé.
Teniendo en cuenta esta abrumadora perspectiva, en donde los conocimientos actuales
no hacen otra cosa que acercarnos al axioma Socrático “Sólo sé que no sé nada”, pues de hecho no tenemos argumentos para explicar siquiera el origen de la vida en la tierra, ni los aparentemente
ilógicos tiempos evolutivos de todas las especies, no
puede caerse en el facilismo de atribuir la aparición del HSS a una evolución Darwiniana clásica,
que si bien demuestra regularmente la evolución del resto de las especies, no tiene argumento para explicar la abismal diferencia
en la evolución del HSS con respecto al resto de los seres que cohabitan nuestro
planeta.
El que planteemos esta trascendental incógnita de la evolución de la vida y concretamente
de nuestra especie, obedece a la intención de que se comprenda la esencial y excluyente importancia que tiene la Antropología
de la Alimentación sobre la Obesidad.
Es absurdo
pretender tratar la patología más difundida y rebelde del mundo, que no es ocasionada por ningún agente infeccioso o alteración
genética, sino por un cambio brusco en los Hábitos Alimentarios, si no se conoce la Evolución de la Alimentación Humana.
Aquí reside la clave del tratamiento. La Industria Farmacológica produce y seguirá
descubriendo “herramientas” para la terapéutica, pero está muy lejos de poder lograr un cambio en nuestro genoma,
cuya complejidad apenas si atisbamos hoy, y que es producto de millones de años de evolución.
Hombre de Neandertal:
Hace unos 150 a 100 mil años surgió el Homo Sapiens
Neandertalensis.
Su cerebro tenía ya un tamaño semejante al del hombre moderno y era notablemente
mayor que el de todos sus antepasados (500 c.c. más).
El Neandertal desarrolló cultos definidos
(ritos funerarios entre otros), fabricó los primeros utensilios para uso doméstico, sencillos vestidos de piel que le protegían
del frío, y utensilios de madera, hueso, cuero, asta, etc.
Con seguridad, debió conocer la técnica que permite encender fuego.
Demostró también notable
sensibilidad hacia las formas al confeccionar los primeros objetos de arte: pequeñas y sencillas estatuillas.
El Primer Homo Sapiens Sapiens:
El Neandertal se extinguió hace
40 a 35 mil años
y fue sustituido por el Hombre de Cro-Magnón, que es el primer representante del sub género Homo Sapiens Sapiens.
Todo indica que aparentemente vino de Oriente, pero sus orígenes son bastante
indefinidos.
Características Sociales |
Periodo |
Cronología |
Especies |
Recolectoras Herbívoras Omnívoras Carroñeras Omnívoras Cazadoras Cazadoras Cazadoras Revolución
Agrícola Cazadora
Agrícola Cazadora Agrícola Cazadora Agrícola |
Paleolítico Inferior Paleolítico Inferior Paleolítico Inferior Paleolítico Medio Paleolítico
Superior Neolítico Era del Cobre Era del Bronce Era del Hierro |
3,5 a 2,5 millones AC 2,5 a 1,5 millones AC 1,5 millones a 100 mil AC 100 a 35 mil AC
35 a 6 mil AC 6 a 4 mil AC 4 a 3 mil AC 2.000 a 700 AC 700 a 218 AC |
Australopithecus Homo Habilis Homo Erectus Hombre de Neandertal Homo Sapiens Sapiens Homo
Sapiens Sapiens Homo Sapiens Sapiens Homo Sapiens Sapiens Homo Sapiens Sapiens |
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Hay sólidos indicios que hacen pensar que el Cro-Magnón tuvo un
papel decisivo en la extinción de los pocos Homo Erectus que eventualmente existían
y los aproximadamente 100.000 Hombres de Neandertal, que habitaban la Europa Occidental.
Y es que el HSS tenía numerosas
ventajas con respecto a ellos, siendo la más importante el mayor desarrollo intelectual y del lenguaje, lo que les permitía también tener herramientas
y estrategias de caza muy superiores; pero también era
más alto, estilizado, ágil y rápido, y sobre todo vivía en conglomerados sociales de un número mucho mayor (de entre 30
a 40), cuando el Neandertal por lo general vivía en pequeños clanes familiares.
Esto determinaba que ante cualquier eventual enfrentamiento, el HSS llevara una
enorme ventaja.
El escenario es muy claro, Europa estaba apenas saliendo de la glaciación y los
cotos de caza no eran muy extensos, y por lógica Darwiniana “sobrevivieron los más aptos HSS”.
Incluso los Neandertal más recientes
descubiertos han sido los del Europa, que en esa época aún era una región muy fría, deduciéndose que fueron obligados por
los HSS a retirarse de los cotos de caza más abundantes.
CÓMO COMÍA
EL HOMO SAPIENS SAPIENS
Es claro
que los primeros HSS ya eran esencialmente carnívoros, y esto se explica principalmente con 5 argumentos:
1) Todavía teníamos algunos
depredadores, así que obviamente las mujeres o niños no salían a recolectar, pues tomar ese
riesgo no se justificaba ya que los varones adultos podían cazar en grupo y con eso abastecer las necesidades alimenticias.
2) El cazar y cocinar
un animal es mucho menos laborioso que procesar alimentos vegetales, que con excepción de las
frutas y algunos pocos vegetales más, no pueden ser ingeridos directamente.
3) Los aspectos ecológicos-topográficos
eran también determinantes, dado que imponían limitaciones en el uso de determinados métodos
de cocina y, en consecuencia, en ciertos alimentos.
Por ejemplo, los cereales y las leguminosas nunca fueron usuales en las regiones
montañosas a causa del mayor tiempo que requiere su preparación puesto que el agua tarda más en hervir en altura que al nivel
de mar.
El problema es mayor todavía si existe escasez de combustible (madera), lo que
ocurría en gran parte del mundo hacia el final de la última glaciación.
4) El cazar tenía también un profundo significado sociocultural: “dejar de ser presa y ser cazador”, por lo que todos los avances se concentraban en perfeccionar la caza y no la recolección.
De allí proviene que el alimento de mayor valor y jerarquía social sea la carne,
aún hoy.
5) La carne obtenida de la cacería variada, provee al ser humano de todos los nutrientes esenciales
como ningún otro tipo de alimento lo hace, y puede vivirse perfectamente con una dieta exclusiva de carne,
aún siendo “cruda”, tal como lo han hecho los esquimales hasta nuestros días.
Aclaramos que esto no va en contra de la tesis vegetariana, solamente estamos
describiendo la evolución de la alimentación, más adelante lo aclararemos.
Bien, el HSS era carnívoro, ahora
¿con qué periodicidad comía?:
Aunque es muy probable que los Hombres
de Cro-Magnón ya dominaran algunas técnicas de conservación de alimentos por ahumado, desecación o por almacenamiento
en tierra helada, surge como lo más razonable que al serle tan fácil la caza, y con todo el trasfondo social que implicaba,
lo más probable es que cazara diariamente, y que utilizara estos medios de conservación sólo en situaciones de excepción como
la migración hacia otro coto de caza.
Por otra parte es obvio que la carne es más sabrosa y sobre todo “más tierna”
recién cocida, entonces es lógico que el HSS comiera hasta saciarse la carne recién
cocida, y hasta desechara la fría pues podía cazar otra presa cuando quisiese.
Todo indica
que “comía una vez al día”, tal como lo hacen todos los grandes mamíferos cazadores.
Este argumento está también fundamentado en la capacidad estomacal que poseemos,
propia de un gran cazador, ya que llenando nuestro estómago una sola vez nos alcanza sobradamente para subsistir al menos
2 días (sin contar el agua), lo cual no ocurre por ejemplo en los grandes herbívoros.
La gran mayoría de la humanidad siguió comiendo una vez al día hasta finales
del siglo XIX, y sugestivamente resaltamos que la Obesidad prácticamente no existía hasta esa época,
salvo en la clase aristocrática, que así y todo no llegaba a los desmedidos niveles actuales, donde se observan personas con
pesos superiores a los 300 o 400 Kg..
Esta conducta alimentaria esencialmente carnívora prevaleció hasta hace aproximadamente
10.000 años, cuando paralelamente en Europa y América se desarrolló la Agricultura.
Esta revolución del Neolítico fue un paso determinante
en la historia humana, pero “no fue electivo
sino obligado”.
Cazar implica sin duda menor esfuerzo que cultivar o recolectar, pero la población
humana había crecido geométricamente y la alimentación casi exclusivamente proveniente de la caza, había diezmado las “presas”.
EVOLUCIÓN
DE LA POBLACIÓN HUMANA
Se calcula que al final del Paleolítico había entre 6 y 10 millones de seres humanos.
Luego la población comenzó a duplicarse cada 1.700 años y al comienzo de nuestra
era (año “0” occidental) se calcula que vivían 150 millones, 1/3 en el imperio Romano 1/3 en China y el 1/3 restante
diseminado.
Actualmente el crecimiento poblacional humano es alevoso, y para dar una idea
citaremos un fragmento de Isaac Asimov:
Si la población terrestre continúa duplicando su número cada 35 años (como lo
está haciendo ahora) cuando llegue el año 2.600 se habrá multiplicado por 100.000.
¡La población alcanzará entonces los 630.000.000.000!.
Nuestro planeta sólo nos ofrecerá espacio para mantenernos de pie, pues se dispondrá
únicamente de 3 cm2 por persona en la superficie sólida, incluyendo Groenlandia y la Antártida. Es más, si la especie humana
continúa multiplicándose al mismo ritmo, en el 3.550 la masa total de tejido humano será igual a la masa de la Tierra.
Afortunadamente la tasa de fertilidad está disminuyendo en todo el mundo, y las
tendencias actuales permiten predecir que la población mundial alcanzará la estabilidad en el año 2110, cuando vivirán 10.529
millones de personas. Pero hasta entonces la situación de desequilibrio demográfico mundial continuará inevitablemente con
sus deletéreas consecuencias.
EL HOMBRE
COMO DEPREDADOR
Los Dinosaurios se extinguieron repentinamente hace unos 65 millones de años por un acontecimiento externo: El meteorito que cayó en la península
de Yucatán y que originó el Golfo de México, de un diámetro de 16 Km.,
y con una potencia igual a todo el arsenal atómico mundial.
Esto originó masivas erupciones en toda la tierra y lluvias ácidas.
No solo extinguió los Dinosaurios sino al 75% de las especies de la tierra.
Esto se relaciona con que cada 30 millones
de años la tierra pasa por el centro de su galaxia “la vía láctea”, y allí recibe una
gran cantidad de meteoros.
No obstante actualmente 18.000 pequeños meteoritos golpean
la tierra cada año.
La luna se formó por el choque de un asteroide del tamaño de Marte, que expulsó parte de la materia terráquea, hace
unos 4.500 a 4.000 millones de años.
Pero las olas de extinciones masivas de los últimos 40.000 años tienen una causa
interna: “el hombre”.
Está harto comprobado que la primera ola de extinción de grandes especies animales
a partir de esa fecha es a causa del hombre.
Por ejemplo en Australia esta ola se produjo hace 40.000 años, en América hace
13.000 años y en Nueva Zelanda hace 1.000 años.
Todas estas fechas tienen directa relación con la entrada del hombre a esos lugares:
Por ejemplo comenzando con Australia, se sabe que el género Homo la habitó por
lo menos desde hace 45.000 años, y no obstante ser escasa su población y su perfeccionamiento en la caza aún incipiente, le
tomó apenas 5.000 años producir una ola de extinción.
Cuando el HSS llegó a América (Norteamérica hace 23.000 años y Centro y Sudamérica
hace 14.000 años) era ya “el máximo cazador”, y además una especie nueva, no considerada como un depredador por
las existentes, que no tuvieron tiempo de adaptarse a este nuevo cazador.
Ni qué hablar entonces de la irrupción humana en Nueva Zelanda, donde los maoríes
extinguieron toda la mega fauna en sólo 400 años.
Sólo el caso de África constituye una relativa excepción, pues al ser el primer
continente habitado por homínidos cazadores, muchas especies tuvieron tiempo de reconocer a este depredador y adaptarse, y
además la gran diversidad de especies existentes merced al favorable clima, permitió que parte de su mega fauna haya sobrevivido.
La circunstancia de ser el supremo omnívoro, hace que el hombre no dependa de
tal o cual alimento particular y esté en óptimas condiciones para nutrirse, a pesar de las enfermedades de las plantas, de
los estragos provocados por los insectos, de las sequías o de cualquier otra calamidad.
Esta fantástica adaptabilidad permite a nuestra especie desplazarse rápidamente
hacia un nuevo medio en el que los recursos alimentarios puedan ser diferentes.
De ahí la explicación de que podamos
encontrar asentamientos humanos en una multitud de ecosistemas diferentes (desiertos, tundras, polos, selvas).
Además hay otra característica trascendente: El Hombre es un Depredador Electivo.
Esta singularidad tal vez sea la que lo ha hecho mas dañino para el ecosistema,
pues su conducta en la cacería no era equilibrada sino que se centraba en “el concepto del menor esfuerzo”, lo que implicaba que cazaba
el animal más grande posible hasta que terminaba por extinguirlo, y recién seguía con el siguiente.
Esto está demostrado con el Mamut, cuya última evidencia de caza data de unos
10.000 años, pasando luego a centrarse en los vacunos.
Todo esto se encuentra también apoyado por la datación de las pinturas rupestres.
Esta característica de depredador voraz e ilimitado, continúa hoy en día y en
crecimiento geométrico:
♦
1 sola especie (nosotros) agotamos indiscriminadamente entre el 25 y el 50% del material vegetal de la tierra por año.
♦
Los árboles están siendo talados 10 veces por encima de su capacidad reproductiva.
♦
El 60 % de las especies de peces están siendo pescados por encima de su capacidad reproductiva.
Recientemente ha podido determinarse que muchos imponentes asentamientos urbanos
americanos, hasta hace poco “inexplicablemente abandonados” (como los de los indios Anasasi en USA), lo fueron
por el agotamiento de los recursos vegetales y de caza.
El hombre está produciendo una nueva y superlativa ola de extinción, básicamente
mediante estos 5 mecanismos:
1) Agotamiento de los recursos animales y vegetales
2) Introducción de especies animales y vegetales extranjeras
3) Destrucción de los hábitat
4) Aislamiento de los hábitat
5) Contaminación ambiental
Sin dudas no queda margen razonable para pensar que el hombre, con esta conducta
voraz e irresponsable, haya sido “un manso recolector de vegetales”.
Ni aún hoy, con todas las ONG dedicadas a concientizar a la humanidad sobre la
importancia vital de preservar los recursos del planeta, el HSS ha cambiado su
conducta primigenia.
LA AGRICULTURA
Y EL VALOR NUTRICIONAL DE SUS PRODUCTOS
Entonces como dijimos fue recién hace 10.000 años cuando, obligado por las circunstancias,
el hombre se inicia en la Agricultura.
Y recién a partir de allí se incluyeron en la dieta la leche y sus derivados y
los cereales.
Esto significa claramente que estos 2 alimentos tan ponderados actualmente por
las elaboradas campañas publicitarias, no son en medida alguna esenciales para el hombre.
Particularmente los cereales no sólo no son esenciales sino que “no son
combustibles diseñados para la máquina humana”.
Esto es sencillo de entender: “Los Cereales son de los pocos nutrientes
que ingerimos actualmente que no pueden ser digeridos sin previa cocción”.
Un ave está diseñada para comer un grano de maíz,
nosotros no.
Los cereales implican un gran dilema en la alimentación, pues si bien gracias
a ellos la humanidad progresó, son también los responsables de varias enfermedades contemporáneas, siendo la más importante
“La Obesidad”.
Efectivamente, los cereales y sus derivados como aceites y farináceos, los lácteos y las grasas animales
procesadas, y otros cultivos como la caña de azúcar, resultan nocivos para el ser humano.
Esto es porque forman parte de alimentos altamente calóricos y con gran contenido
en ácidos grasos saturados, que por su sabor, son los preferidos del hombre contemporáneo.
Es obvio que si éstos fuesen consumidos con la moderación correcta “no producirían
ningún daño”, pero a menos que Ud. sea un Budista comprometido, un Vegetariano Macrobiótico, o un deportista de alta
competencia, comiendo estos productos estará “cargando un combustible no recomendado para su cuerpo, y en exceso”,
con todas las consecuencias que ello implica.
Los cereales son la fuente de calorías más barata, pero están lejos de proveer
todos los nutrientes esenciales, dando así origen a la paradoja de la existencia de Obesidad en la pobreza, acompañada a veces
de malnutrición proteica.
Claramente es muy difícil estar delgado llenando nuestro estómago 2, 3 o más veces
por día, y con alimentos no diseñados para nuestra máquina.
EL VEGETARIANISMO
¿Se puede vivir siendo vegetariano?: “Por supuesto que sí”, pero es ciertamente
difícil.
Requiere una cuidadosa mezcla de nutrientes para completar todos los esenciales.
Por lo general implica varias comidas diarias (para lo que nuestro organismo no
está diseñado, pues no somos herbívoros) lo cual es incómodo para el hombre contemporáneo (a lo que hay que sumar que esta
dieta requiere también un considerable tiempo destinado a la preparación de los alimentos).
Determina también dificultades de tipo social, por cuanto en la inmensa mayoría
de las reuniones gastronómicas o casas de comidas, el plato principal es la carne.
Ahora si Ud. está convencido de esta teoría y puede sobrellevar estas dificultades,
no tiene por qué cambiar, pero no piense que porque sea vegetariano va a ser delgado, por el contrario es más difícil bajar de peso siendo vegetariano que carnívoro.
Y esto tiene 3 argumentos:
1) La dieta vegetariana incluye a los alimentos que más fácilmente aportan calorías.
2) La mayoría está compuesta principalmente de hidratos de carbono, que requieren menos energía para
asimilarse (esto es porque si bien los cereales son indigeribles sin cocinar, cocinados ingresan a nuestro metabolismo energético
con menos esfuerzo que el necesario para incorporar las proteínas o las grasas – ver ADE de los alimentos en Digestión-Nutrición).
3) Producen menor saciedad y por mucho menos tiempo que las carnes, lo que nos lleva a sentir hambre
más de una vez al día.
Definitivamente bajar de peso con una dieta vegetariana requiere mucho mayor esfuerzo
y voluntad que con una carnívora, pero con seguridad también puede lograrse.
Es una posibilidad bastante cierta que la raza humana con el tiempo acabe siendo
exclusivamente vegetariana (por múltiples condicionantes que exceden este tema), pero lo hará merced a la biosíntesis de alimentos
que posean los nutrientes esenciales de los derivados animales, pero provenientes de los vegetales; y esto sin duda será muy
beneficioso.
Los productos animales tienen también numerosos efectos perniciosos, que los
vegetarianos certeramente explicitan, pero … “estamos
diseñados para comer carne”.
Esto es irrebatible desde el punto de vista biológico evolutivo, pero sin embargo
sigue siendo caldo de fútiles controversias.
Sin dudas la Industria Alimenticia y las leyes de mercado definidas por las preferencias
públicas, van a solucionar esta divergencia mucho antes de que vegetarianos y carnívoros se pongan de acuerdo, y pensamos
que lo harán a favor de los vegetarianos, pero merced a los avances en Ingeniería Genética de los alimentos.
Hay también quienes son defensores a ultranza de la "alimentación natural", pero
algunos confunden alimentación natural con vegetarianismo. La alimentación más natural para el ser humano, es la que desarrolló
durante las 3/4 partes de su existencia como Homo Sapiens Sapiens (y durante mucho más tiempo si consideramos
los otros escalones evolutivos), hasta el año 10.000 A.C., antes de la agricultura. El vegetarianismo es apenas una variante
de la alimentación, posible gracias a nuestra extraordinaria versatilidad.
A esta "verdadera" alimentación natural, es que pretende acercarse el más novedoso
y científicamente reconocido concepto dietoterápico "La Paleo-Dieta", que como su nombre lo indica, toma sus bases de la dieta de nuestros ancestros del paleolítico.
Obviamente no es posible comer como un Cro-Magnón, pero sin embargo
es por lejos la forma de alimentarse que más se adapta al ser humano contemporáneo; y esto no debe llamar la atención, pues
nuestros genes, que determinan la conducta alimentaria básica, sólo han cambiado en mucho menos de un 0,1% en los últimos
40.000 años.
Todos estamos predispuestos genéticamente a comer como nuestros ancestros; cuando
por condicionamientos socio culturales alteramos dichos parámetros, sufrimos las consecuencias.
Ninguna dieta es más fácil que la que nos acerca a la escrita en nuestros
genes; que por cierto no determinan que debamos vivir padeciendo hambre o no podamos saciarnos por completo, muy por el contrario
pretende asegurar la sobrevivencia de la especie, lo cual viene logrando con éxito por millones de años "No se trata de dejar de comer, sino de aprender a hacerlo".